Con frecuencia, las personas adoptan una postura victimista ante situaciones de su vida con las que no están satisfechas, ya sea en el ámbito personal o profesional.
Hay una tendencia a responsabilizar a otros o a las circunstancias de cuestiones en las que uno mismo está involucrado y esta actitud, si bien nos ayuda a mantener nuestra autoestima o nuestra tranquilidad, en el fondo es altamente perjudicial, porque nos impide actuar, ser conscientes de la medida en que hemos podido ser parte del problema y además aprender de lo ocurrido para evitar que nos vuelva a suceder
Desde este punto de vista, realmente sólo hay dos maneras de vivir la vida: como víctima o como responsable.
Si eres una víctima, la vida “te sucede”, te ves atrapado, condicionado y sin posibilidad alguna de control. Estás a merced de lo que llamas “suerte”, sintiéndote impotente y frustrado porque no está en tus manos lograr aquello que quieres. Olvidas que nada es “casualidad, sino “causalidad”, de acuerdo a la Ley de Causa y Efecto.
Ser víctima te lleva a buscar culpables por todas partes, siempre mirando fuera, porque el culpable es otro. Además, no sólo buscas culpables, sino que entras en una dinámica de queja y critica constante, que acaba intoxicando tu mente y tu corazón.
Es más fácil para ti ser una víctima culpando a los demás de tus problemas, porque así no tienes que asumir el dolor de tus propias decisiones.
Si hay situaciones en las que te ves como víctima, detente a pensar, ¿qué gano con ello? Si eres una víctima, sin duda vives en piloto automático, repitiendo las mismas acciones que te llevan a los mismos resultados.
Si eres responsable, tú eres quien diseña y construye tu vida. Tomas las riendas y eliges qué camino seguir, para tratar de llegar a donde quieres. Tú tienes el control de tus emociones y las gestionas para alcanzar tus objetivos. Das los pasos necesarios para avanzar, centrándote en maximizar las probabilidades que te lleven a tu destino.
Sabes que hay factores que no puedes controlar, pero eso no te detiene; te centras en tu círculo de influencia y ante cada caída te levantas y aprendes, para hacerlo mejor la próxima vez.
No buscas culpables, aceptas tu situación actual y te responsabilizas de hacer los cambios necesarios para lograr una vida plena, la vida que deseas. Sabes que, de acuerdo a la ley de Causa y Efecto, puedes co-crear tu realidad.
Ser responsable desarrollará en ti la resiliencia, que es la capacidad de salir fortalecido de las adversidades.
Cada día se te otorga una nueva oportunidad para dar lo mejor de ti y manifestar la vida que deseas. Tú eliges si prefieres desperdiciar esa oportunidad siendo víctima o te haces responsable de ti mismo.
Vía: Anónimo.
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