El poder de la palabra trata de la magia de las palabras y del lenguaje. El lenguaje constituye uno de los componentes fundamentales a partir de los cuales construimos nuestros modelos mentales del mundo, y puede ejercer una tremenda influencia sobre el modo en que percibimos la realidad y respondemos ante ella. El lenguaje verbal constituye una característica exclusiva de la especie humana, siendo considerado como uno de los principales factores que nos distinguen de las demás criaturas. El gran psiquiatra Sigmund Freud, por ejemplo, opinaba que las palabras son el instrumento básico de la conciencia humana y que, como tal, tienen poderes muy especiales. Como él mismo expuso: Palabras y magia fueron al principio una y la misma cosa, e incluso hoy las palabras siguen reteniendo gran parte de su poder mágico. Con ellas podemos darnos unos a otros la mayor felicidad o la más grande de las desesperaciones, con ellas imparte el maestro sus enseñanzas a sus discípulos, con ellas arrastra el orador a quienes les escuchan, determinando sus juicios y sus decisiones. Las palabras apelan a las emociones y constituyen, deforma universal, el medio a través del cual influimos sobre nuestros congéneres. Los patrones de El poder de la palabra proceden del estudio del modo en que el lenguaje ha sido y puede ser utilizado para influir sobre la vida de las personas.
Consideremos, por ejemplo, palabras conectivas como «pero», «y» o «aunque». Cuando conectamos ideas o experiencias con esta clase de palabras, enfocamos la atención sobre distintos aspectos de ellas. Cuando una persona nos dice que «Hoy es un día soleado, pero mañana lloverá», nos mueve a centrar más nuestra atención sobre la preocupación de la lluvia de mañana que sobre el buen día que hace hoy. Si alguien, en cambio, conecta ambas frases con la palabra «y» —«Hoy luce el sol y mañana lloverá»—, el resultado queda equilibrado. Finalmente, si la palabra conectiva es «aunque» —«Hoy luce el sol, aunque mañana lloverá»—, el efecto resultante consiste en centrar nuestra atención sobre la primera parte de la manifestación —el buen día que hace hoy—, dejando la otra en segundo término.
Esta clase de marco verbal puede influir en gran medida sobre el modo en que interpretamos afirmaciones y situaciones concretas y, por ende, en el modo en que respondemos ante ellas. Veamos la siguiente afirmación: Puedes lograr lo que te propongas si estás dispuesto a trabajar duro.
«Si estás dispuesto a trabajar duro, podrás lograr lo que te propongas». Aunque las palabras utilizadas sean las mismas, su impacto queda de algún modo disminuido debido a que la disposición a «trabajar duro» ha sido colocada en primer término de la secuencia. El resultado final se parece más a un intento para convencer a alguien de que trabaje duro, que a una afirmación de que podrá «lograr lo que se proponga»
He encontrado una solución a mi problema, pero seguro que volverá a surgir de nuevo».
Otras palabras que perjudican nuestra comunicación son las que se convierten en decretos y conclusiones en contra de nosotros mismos, estás son:
Palabras, decretos y conclusiones Cambiar por:
Siempre Algunas veces
Nunca Rara vez
Todo Algunas cosas
Tengo que Prefiero
Hay que Voy a
Debería Podría
No se puede Por el momento…
No soy Capaz Por ahora…
Difícil No es fácil
Tienes que… Es ideal…
¿Qué voy a hacer? ¿Cómo puede mejorar esto?
No se Ni idea
Eso no es para mí Ahora no…
Vía: Técnicas de la Programación Neurolingüística.